Orbis Tertius, vol. XXVIII, nº 37, e265, mayo - octubre 2023. ISSN 1851-7811
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria

Dosier: Una vida juntos.
Vínculos y afinidades en la escritura biográfica

Palabras liminares: “Conversaciones en el espacio biográfico”

Patricio Fontana

Instituto de Literatura Argentina “Ricardo Rojas”, Universidad de Buenos Aires / CONICET, Argentina
Julia Musitano

Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (UNR - CONICET), Universidad Nacional de Rosario, Argentina
Cita recomendada: Fontana, P. y Musitano, J. (2023). Palabras liminares: “Conversaciones en el espacio biográfico”. Orbis Tertius, 28(37), e265. https://doi.org/10.24215/18517811e265

En “El arte de la biografía”, de 1939, Virginia Woolf asegura que ni aun los ejemplos más logrados de este género ofrecen personajes –todo biografiado lo es– que vayan a perdurar como los de las mejores novelas. Los ejemplos que enseguida aporta corresponden a David Copperfield, de Charles Dickens, y a Emma, de Jane Austen, que contrasta con biografías célebres como la Vida de Samuel Johnson, de James Boswell: “Estamos seguros de que Micawber y la señorita Bates vivirán más que el Sir Walter Scott de Lockhart y el Johnson de Boswell” (Woolf, 2022, p. 102). ¿La biografía es entonces un género perecedero, de vida corta con respecto a la novela?

Es difícil encontrar argumentos que refuten esta certeza de Woolf que, por lo demás, fue una de las más lúcidas defensoras del género. Toda biografía está en efecto destinada a perecer: las novelas viven más que las biografías. Ese destino se limita a dos cuestiones que varían de una época a otra y que determinan que toda biografía esté efectivamente fechada: lo que una biografía cuenta de una vida y la noción de vida que postula en sintonía con su época. No obstante, la conclusión de Woolf no repara en que existe otro elemento que toda biografía también trama y que le otorga una vida más larga, que no la deja envejecer. Ese elemento es el vínculo entre biógrafo y biografiado –por caso, el de Boswell con Johnson– que cada texto biográfico cuenta, aunque a menudo de manera secreta o cifrada, por lo cual suele pasar desapercibido. Al respecto, Allen Hibbard propone que:

La empresa de escribir una biografía involucra necesariamente dos hilos narrativos distintos, aunque relacionados: la historia del biografiado y la historia del biógrafo que llega a conocer, estructurar y recrear la vida del biografiado. A través del proceso, la relación entre biógrafo y biografiado se vuelve particularmente estrecha y produce una intensa identificación, admiración, disgusto o una porción de todas estas emociones y de otras (2006, p. 20, traducción nuestra).

Por lo menos desde finales del siglo XX, y luego de mucho tiempo de haber recibido poca o ninguna atención, la biografía y, con ella, cualquier escritura que trabaje con materiales biográficos volvieron a despertar interés. La intensidad creciente de ese interés, que tiene lugar tanto en sede histórica como literaria, llevó incluso a anunciar, acaso de manera exagerada, la existencia de un “giro biográfico”. Así lo hicieron, por ejemplo, Binne de Haan, Hans Renders y Jonne Harmsma ya desde el título de un libro colectivo publicado en 2016: The Biographical Turn: Lives in History. Y entre las cuestiones que acaparan mayor atención el vínculo entre biógrafo y biografiado ocupa un sitio prioritario. Este dosier está conformado por seis trabajos que interpelan ese vínculo y, de manera más amplia, la índole relacional de toda escritura biográfica. En este sentido, en cada uno de estos seis artículos aparece alguna entonación del pronombre “nosotros”.

El género biográfico atravesó a lo largo de su historia varias etapas que van de la idea de la vida como ejemplo a otras más recientes en las cuales el valor de una vida radica no en su carácter modélico sino en su singularidad o en su excentricidad. En cada una, la relación entre quien escribe y sobre quien escribe protagonizó siempre este tipo de escritura: biografías, por supuesto, pero también siluetas, crónicas, retratos, necrológicas o notas de vida pusieron de relieve, de manera evidente o disimulada, modos de acercarse a una vida ajena. Es cierto que las formas canónicas del género, como las llamó Antonio Marcos Pereira (2018), suelen escamotear esa relación. Pero ese afán por esconderla, o por mencionarla con prudencia en textos liminares o notas al pie, no implica que no exista. Un libro publicado en 2010 informa sobre ello. Se trata de Tres años con Derrida. Los cuadernos de un biógrafo, que escribió Benoît Peeters al tiempo que preparaba la primera biografía del filósofo. Esa biografía, publicada también en 2010, responde a las demandas de exhaustividad y objetividad que caracterizan las formas más estandarizadas del género. No obstante, los cuadernos de Peeters muestran la fascinación que sobre él ejerció Derrida, a quien llama “amigo póstumo” (2020, p. 45) y sobre quien incluso llega a confesar que, como si se refiriera a un lazo amoroso, sentía celos ante la posibilidad de que otro fuera su primer biógrafo. El registro personal del vínculo con su biografiado que realiza Peeters permite deslindar una idea que se repite en varios de los textos que analizan los trabajos de este dosier: la escritura sobre una vida ajena es una modulación posible de la escritura en colaboración. Ya sea en sus formas más estandarizadas o en sus realizaciones más anómalas, el proceso que lleva el armado de una biografía implica el paso intenso y prolongado por la vida de un otro que tiene, por esas mismas razones, y casi de manera inevitable, una incidencia afectiva en aquel que escribe. La constitución de ese nosotros –se trata siempre de un yo y un tú, y nunca de un yo y un otro– que supone la construcción del personaje biográfico involucra ciertos procedimientos que instalan la dramatización de un vínculo. Los textos que se analizan en este dosier –biografías, diarios íntimos, cartas, notas, crónicas, novelas y otros más difíciles de clasificar– testimonian todos, a pesar de su variedad, que el diálogo con ese tú es motor de la escritura: no serían posibles sin esa conversación que los habilita. Dicho de otra manera: como las afinidades crean sentido, el contacto con la vida ajena impulsa la escritura. La retribución hospitalaria, la amistad, la familiaridad, el amor y el entendimiento y sus contracaras –la hostilidad, la agresividad o la extrañeza– funcionan como método y recurso de la forma biográfica y, más aún, como el modo en que la vida adquiere forma en la escritura. Además de trabajar con los restos de una vida (el archivo) todos los textos biográficos que motivan los artículos de este dosier revelan la potencia de lo amoroso: será más duradero el relato del momento que compartimos juntos, del lazo que nos unió –en presencia o póstumo, auténtico o engañoso–, que aquel que pretenda disfrazarlo en función de una fidelidad ilusoria al retrato objetivo y distanciado de una vida ajena.

En Maestras de vida. Biografías y bioficciones, al ocuparse del vínculo entre biógrafos y biografiados, Manuel Alberca caracteriza un tipo particular de textos a los que llama “biografías consanguíneas”. Alberca denomina así a las biografías escritas por biógrafos que tienen un vínculo familiar con el biografiado y que “constituyen un subgénero biográfico creciente, en el que normalmente, aunque no siempre, se aprovechan para lavar los trapos sucios de la familia en el detergente del folio en blanco” (2021, p. 127). En estos casos, la escritura de la biografía prolonga y además transforma un vínculo afectivo preexistente: a una relación familiar se le adosa otra o esa relación se metamorfosea en otra que tiene lugar en el texto biográfico. Los artículos de Patricio Fontana y de Julia Musitano se interesan en algunos ejemplos de “biografías consanguíneas”.

El artículo de Patricio Fontana se detiene en un subgénero de la biografía al que pertenecen títulos ya clásicos como La invención de la soledad, de Paul Auster, o Patrimonio, de Philip Roth. Se trata de un subgénero que se inscribe en el vínculo entre padres e hijos y, específicamente, en la postulación de un nosotros producto de la reconstrucción que un hijo hace de la vida de su padre. Fontana delinea un conjunto de patriografías argentinas publicadas en las últimas dos décadas para mostrar cómo estos textos, a partir de la dramatización del vínculo entre un yo y un tú tan próximo y familiar como lejano y ajeno, anhelan responder a la pregunta sobre quién es mi padre y, desde esa, a otras más amplias como qué es un padre o cómo debería ser un padre. “Las patriografías son formas indirectas del parricidio –o, menos dramáticamente, un corte con el padre– y, en simultáneo, una sobrevida que el hijo le obsequia al padre”, afirma Fontana. Este trabajo dialoga con una idea que Peeters (2020) anotó en sus cuadernos: ¿cuándo es conveniente escribir una vida?, ¿cuando el biografiado está aún vivo o su cadáver todavía caliente o luego de que pasó una buena cantidad de años desde su muerte? Y aunque los hijos lo hagan casi siempre inmediatamente después de la muerte del padre o cuando se empieza a hacer evidente un irreversible deterioro, escribir responde también a la pregunta sobre qué se quiere hacer con ese padre: devolverlo a la vida, matarlo una vez más, enseñarle, imitarlo, pedirle permiso, conversar sinceramente. Fontana espera que el espesor literario de las patriografías que considera responda a esas preguntas sin inquirirlas desde algún abordaje psicoanalítico o sociológico que establezca qué es o qué debe ser un padre.

El artículo de Julia Musitano se demora en un libro que hace foco en otro vínculo familiar: el de un tío y un sobrino. El escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet cuenta en Missing la vida de Carlos Fuguet, un tío que un día decidió ausentarse sin dejar rastros, y la búsqueda que emprendió con la voluntad no solo de encontrarlo sino de salvarlo. Musitano pone en relación este libro con otros, de Fuguet y de otros autores latinoamericanos, a los que denomina “biografías amorosas” y, a propósito de esto, señala cómo el deseo amoroso de salvar al perdido, al missing, está tensionado por otro, de signo contrario. Como biógrafo, Fuguet desea hacer del tío un personaje fuguetiano que este se niega a ser. La lectura que Musitano hace de Missing permite advertir que toda labor biográfica implica siempre un acto amoroso –evitar que alguien caiga en el olvido– y, a la vez, uno egoísta: el usufructo y hasta la apropiación de una vida ajena. El biógrafo, por ejemplo, usufructúa esa vida para hacerse escritor: para publicar y ser conocido. Biografiar a los perdidos es para Fuguet un modo de conjurar que eso no ocurra con la propia vida: salva a los otros y se salva a sí mismo. Al respecto, Musitano concluye en que “Fuguet cuenta la vida de su tío a través de la suya, o cuenta la suya con la excusa de estar buscando a su tío”. El impulso amoroso de estas biografías familiares que interrogan los trabajos de Fontana y Musitano enfatiza el carácter autobiográfico de esos textos y se pliega a la hipótesis general de este dosier que sostiene que la conversación con otros es condición para la escritura sobre uno mismo, primero, y sobre una vida juntos, después.

La voluntad de imponer a una vida una forma y un significado que detecta Musitano en Missing reaparece en este dosier en el trabajo de María Fernanda Alle. Este artículo tiene como protagonista a un biógrafo –el poeta José Portogalo– que busca escribir una biografía –la de un amigo que también es poeta y compañero de militancia: José Pedroni– que responda a ciertos parámetros morales específicos: “una figuración del escritor y del artista de filiación boedista basada en la ejemplaridad”. Así, en este artículo se hace referencia a un uso edificante del género que se remonta a sus orígenes en la Grecia antigua: la biografía como maestra de vida (magistra vitae). Alle analiza un intercambio epistolar entre Pedroni y Portogalo ocurrido a fines de la década de 1940 que es el origen de la nota biográfica que se publicó en el diario Noticias Gráficas en serie con otras “pequeñas biografías” de escritores y artistas argentinos que tienen, o que Portogalo obliga a tener, al menos una característica en común: todos ellos llegaron a ser figuras ejemplares luego de sobreponerse a las adversidades de la infancia. El pedido específico de Portogalo aviva en Pedroni el interés en hablar de sí, en historiarse a sí mismo. En el caso de Portogalo no se trata de que la vida de Pedroni, y con esta las vidas de los otros creadores sobre los que también escribe, se deba adecuar a un modelo personal, como en el caso de Fuguet, sino a uno que viene dictado por una concepción de la práctica literaria que se vincula estrechamente a la militancia política en el Partido Comunista. Portogalo quiere que sus biografiados se constituyan en un modelo a emular. En este sentido, Alle se detiene en la obediencia de Pedroni, que también militaba en el PC, para adecuarse al modelo que le impone su amigo y biógrafo pero, también, en las zonas de la correspondencia entre ellos que no se ajustan a ese modelo. Es decir, se detiene en cómo esta vida, cómo toda vida, que es por definición informe e inenarrable, no se amolda enteramente a la imposición de una forma que importa toda escritura biográfica, aun las más heterodoxas. “Toda vida parece poner en riesgo su ejemplaridad”, afirma Alle.

¿Por qué elige un biógrafo a su biografiado? Incluso en los casos en los que se trata de una imposición –una biografía que se escribe por encargo, por ejemplo– los biógrafos suelen instalar la ficción de que ese biografiado les estaba destinado: de que dos vidas debían encontrarse. Las biografías insisten en alguna modulación de la afinidad entre el biógrafo y su biografiado. En estas cuestiones se detiene el trabajo de Carolina Maranguello, en el que se abordan dos libros en los que el poeta argentino Arnaldo Calveyra cuenta y examina ciertas zonas de su vida en espejo con la del escritor y naturalista William Henry Hudson, autor, entre otros, de unas memorias tituladas Far Away and Long Ago. Sin encuadrarse ni en la biografía ni en la autobiografía esos dos libros –Allá en lo verde Hudson y Si la Argentina fuera una novela (La novela nacional)– ensayan diversos modos de contar vidas: la propia (la de Calveyra) y la de otros (la de Hudson, en especial, pero también la de un familiar lejano de Calveyra). El artículo de Maranguello ofrece ejemplos que ratifican la idea de que el biógrafo, al hablar de otros, habla a menudo de sí: la biografía como forma indirecta de la autobiografía. Se trata de una consideración del género biográfico que no es nueva: ya Miguel de Unamuno aseguró en Cómo se hace una novela que “Los tiranos que ha descrito Tácito son él mismo. Por el amor y la admiración que les ha consagrado –se admira y hasta se quiere aquello a que se execra y que se combate” (2020, p. 11). La evocación a la distancia de los paisajes de la niñez –desde Londres o desde París– insiste en la afinidad que Calveyra trama con Hudson. Al respecto, Maranguello sostiene que “los dos libros se proponen como espacios de encuentro y conversación espectral entre biógrafo y biografiado”.

Los trabajos de Leandro Bohnhoff y Karina Boiola que cierran este dosier se interesan en las huellas textuales que perduran de una relación amorosa entre escritores. Los lazos entre biógrafo y biografiado se vuelven aún más ambiguos porque la escritura, además de propiciar el estar juntos –el encuentro amoroso–, a la vez suscita el discurso biográfico. En el trabajo de Bohnhoff, los pormenores del amor pasajero entre Jorge Luis Borges y María Esther Vázquez encuentran espacio en el diario de su amigo Adolfo Bioy Casares y en la propia obra de Vázquez; en el de Boiola, el matrimonio entre Emma De la Barra y Julio Llanos es el origen de una producción en diálogo que problematiza el par vida y obra.

En el marco de lo que llama “los amores biógrafos de Borges”, Leandro Bohnhoff hace dialogar en su artículo las entradas del Borges en las que Bioy apunta los vaivenes del ánimo de su amigo según el estado de su relación con Vázquez con un folleto titulado Everness (un ensayo sobre Jorge Luis Borges) que la escritora publicó de manera contemporánea a la escritura de esas entradas. Bohnhoff recupera algunos episodios del diario que, en especial entre 1957 y 1965, traman una narración que “adquiere un tinte melodramático a través de la aparición de un enamorado desdichado, un triángulo amoroso y ciertos personajes que antagonizan con el enamoramiento del protagonista y el objeto de su afecto”. A la par, analiza el ensayo de Vázquez de 1965 que, repleto de guiños sobre su relación íntima con Borges, interpreta el poema “Everness”. En esas figuraciones se traman varias dimensiones: la mirada de Borges sobre Vázquez, la perspectiva de Bioy que lo registra, el punto de vista de Vázquez sobre su relación con Borges y las perspectivas que aportan otras personas cercanas, por ejemplo Leonor Acevedo o Silvina Ocampo. En sus textos, Vázquez y Bioy escenifican un Borges diferente en función de la historia personal que los une a él y se sirven de esa circunstancia para presentarse a sí mismos. Bioy usa las frustraciones amorosas de su amigo, y las que considera sus torpezas como seductor, para, de manera indirecta, presentarse como un amante experto. Por su parte, en un juego sentimental que busca alargar la incertidumbre de lo amoroso, Vázquez intenta posicionarse como una voz autorizada para analizar la obra de Borges por su condición de amiga y compañera de trabajo. A la pregunta sobre si se conoce a quien se ama, Bohnhoff responde que, desde el cariño aunque también desde la crueldad y la venganza, la vida narrada de Borges está condicionada y, a su vez, potenciada por sus afectos más cercanos.

Finalmente, en el artículo que cierra este dosier, Karina Boiola se interesa en la vida de la autora del primer best seller de la literatura argentina –Emma De la Barra, autora de Stella– y en su relación con el escritor y político Julio Llanos, con quien se casó poco después de la publicación de esa novela en 1905. Boiola interroga algunos textos de cada uno de los miembros de esta pareja a partir de los conceptos de partnership y, en especial, de literary couple según fue definido, entre otros, por Janine Utell (2020). Se trata de hacer dialogar esos textos de De la Barra o de Llanos con algunos momentos de su vida juntos: el encuentro inicial, los viajes a Europa, la residencia en Italia, la experiencia de permanecer en París durante la Primera Guerra Mundial. El vínculo amoroso se presenta así como la puerta de entrada por la que esta pareja ingresa a la literatura: la escena matrimonial como escena de escritura en común. Al respecto, Boiola establece una precisión: “No importa tanto quién escribió qué sino, más bien, cómo y por qué los escritores se juntan en la creación textual y cómo inscriben o borran sus relaciones en los textos que producen”. El análisis de este caso particular permite advertir que el lazo amoroso y profesional entre dos vidas queda registrado aún si la escritura no es estrictamente en colaboración y en textos que, en principio, no se presentan como explícitamente biográficos.

Vivir y escribir en relación con otros es un problema que preocupa al género biográfico y, en específico, a las reflexiones que aparecen en este dosier. Francois Jullien (2016) asegura que el camino hacia lo íntimo se descubre entre dos y esa idea se extrema en las escrituras de vida que ponen el acento en la construcción autobiográfica de un otro. En los seis artículos que siguen a esta presentación se cuestiona así un modo de pensar la biografía como una escritura que sí o sí debe ser objetiva, distante y exhaustiva y se propone un acercamiento a este género y sus márgenes que prioriza su encuentro elemental con lo literario: la escritura como depositaria del ritmo de las emociones y los afectos de quien escribe. También, se repara en la biografía como una práctica literaria acicateada por una variedad de encuentros –familiares, amistosos, amorosos– previos a su inscripción textual y que informan sobre un modo de acceder a la verdad del otro y de uno mismo. “La verdad depende de un encuentro con algo que nos obliga a pensar y a buscar lo verdadero. Es el azar del encuentro quien garantiza la necesidad de lo que es pensado”, afirmó Gilles Deleuze (2014, p. 26). La ambigüedad, la ambivalencia, el tono singular y el carácter íntimo de las relaciones entre biógrafo y biografiado dotan a la vida de una verdad poética que se actualizará indefinidamente en proyecciones futuras.

Las firmas individuales de cada uno de los seis artículos de este dosier esconden o disimulan el hecho de que también son resultado de conversaciones e intercambios. Vale decir, son formas posibles de la escritura en colaboración.

Índice

  1. Patricio Fontana (UBA, ILA/CONICET): “La continuidad de un vínculo. Hijos y padres en la literatura argentina contemporánea”

  2. Julia Musitano (UNR, IECH/CONICET): “Escondido a pleno sol. Una biografía amorosa: Missing de Alberto Fuguet”

  3. María Fernanda Alle (UNR, IECH/CONICET): “La vida ejemplar de un poeta pobre. Pedroni por Pedroni, Pedroni por Portogalo, 1953”

  4. Carolina Maranguello (UNLP, IdIHCS/CONICET): “Lectura, biografía y autobiografía en Allá en lo verde Hudson y Si la Argentina fuera una novela (La novela nacional), de Arnaldo Calveyra”

  5. Leandro Bohnhoff (UNR, IECH/CONICET): “Borges, un amor decimonónico. El capítulo María Esther Vázquez de los amores biógrafos de Jorge Luis Borges”

  6. Karina Boiola (UBA, ILA/CONICET): “Matrimonio y escritura en colaboración. El caso de Emma de la Barra y Julio Llanos”

Referencias

Alberca, M. (2021). Maestras de vida. Biografías y bioficciones. Málaga: Pálido fuego.

Deleuze, G. (2014). Proust y los signos. México: Ediciones Teotihuacán.

Dosse, F. (2012). La apuesta biográfica. Escribir una vida. Valencia: Publicaciones de la Universidad de Valencia.

Hibbard, A. (2006). Biographer and Subject: A Tale of Two Narratives. South Central Review, 23(3), 19-36.

Jullien, F. (2016). Lo íntimo. Lejos del ruidoso amor. Buenos Aires: El cuenco de Plata.

Peeters, B. (2020). Tres años con Derrida. Los cuadernos de un biógrafo. Buenos Aires: Ubu Ediciones.

Pereira, A. M. (2018). La poética del proceso. En N. Avaro, J. Musitano y J. Podlubne (Comps.), Un arte vulnerable. La biografía como forma (pp. 19-30). Rosario: Nube Negra.

Renders, H., De Haan, B. y Harmsma, J. (2017). The biographical turn. Lives in history. London-New York: Routledge

Unamuno, M. de (2020). Cómo se hace una novela. Madrid: Editorial Verbum.

Utell, J. (2020). Literary Couples and 20th-Century Life Writing. Narrative and Intimacy. Londres: Bloomsbury.

Woolf, V. (2022). El arte de la biografía. En Los artistas y la política (pp. 95-103). Buenos Aires: Ediciones Godot.

Recepción: 06 Marzo 2023

Aprobación: 10 Abril 2023

Publicación: 01 Mayo 2023

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