Orbis Tertius, vol. XX, nº 22, diciembre 2015. ISSN 1851-7811.
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria
http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/

Reseña/Review

 

Patricia Rotger. Memoria sin tiempo. Prácticas narrativas de la memoria en escritoras argentinas de la posdictadura.

Córdoba, Comunicarte, 2014, 153 páginas.

 

A partir de un epígrafe del memorioso Marcel Proust que enlaza las nociones de pertenencia/propiedad con las de desciframiento/ lectura/ trabajo, Patricia Rotger inicia su libro Memoria sin tiempo. Prácticas narrativas de la memoria en escritoras argentinas de la posdictadura (2014): “Aquello que no tuvimos que descifrar, que esclarecer por esfuerzo propio, aquello que ya era claro desde antes, no nos pertenece”.

Si la pertenencia demanda un trabajo, puede advertirse el sentido y el valor de su trabajo crítico: tender lazos desde el presente hacia el pasado reciente. Rotger lo logra mediante una operación crítica centrada en el análisis de novelas que trabajan sobre la dictadura construida en desemejanza con los flujos de desmemoria acentuados en los años del menemismo.

En la “Primera parte”, reflexiones de Reinhart Koselleck, Walter Benjamin, Josef Yerushalmi y Tzvetan Todorov son concertadas por Rotger para configurar su lugar crítico y dar forma al contexto socio-discursivo del que participan las novelas de posdictadura. Así, su corpus resulta leído en relación a un mapa socio-discursivo global a partir de la remisión a elaboraciones teóricas sobre el Holocausto; devenido un tropo universal en las gramáticas narrativas sobre los pasados traumáticos.

En este marco, estudia un amplio corpus de novelas que abordan la temática de la memoria en donde circulan representaciones femeninas, escritas por mujeres argentinas, publicadas entre los años 1981 y 2002: Conversación al sur (1981) de Marta Traba, Pasos bajo el agua (1987) de Alicia Kozameh, El Dock (1992) de Matilde Sánchez, El fin de la historia (1996) de Liliana Heker, Soy paciente (1996) de Ana María Shua, A veinte años, Luz (1999) de Elsa Osorio, Un secreto para Julia (2000) de Patricia Sagastizábal y Memorias del río inmóvil (2002) de Claudia Feijóo.

No obstante, en este conjunto novelístico, Rotger incluye el cuento “Cambio de armas” de Luisa Valenzuela (1982) el cual funciona en el análisis como una mirilla o un privilegiado ángulo de observación desde el cual leer el corpus. De aquí que Rotger formule la siguiente hipótesis: los estadios en el proceso de recuperación de la memoria narrados en el cuento de Valenzuela constituyen los sentidos puestos en circulación en las novelas. El cuento “Cambio de armas” presenta a la protagonista en un estado de amnesia inicial y en una correlativa búsqueda de su identidad en donde su cuerpo deviene sede de saberes certeros: es en la cicatriz de su espalda en donde resulta legible uno de los signos de su pasado doloroso. Un segundo momento corresponde a una configuración de la otredad como contrapunto de una identidad en proceso de recuperación y, por último, se lee una resistencia y o una potencia de variación vinculada en y con una restitución del lazo social.

Tras la enunciación del aparato teórico sobre la memoria, la puesta en relación de la problemática con un contexto socio-discursivo global, la configuración del corpus y la enunciación de la hipótesis, en la “Segunda parte”, Patricia Rotger se detiene en la indagación de la violencia, sus dominios e implicancias, a partir de un recorrido histórico-político relativo a los sucesos de la Argentina reciente.

La “Tercera parte” está abocada a un minucioso recorrido por los textos del corpus. Rotger produce un registro casi microscópico de lugares textuales que reenvían a otros no previstos por los textos considerados de modo aislados. Se lee una travesía por el corpus cuyos itinerarios de lecturas resultan alineados en dos ejes conducentes que subdividen la sección: un eje relativo a las memorias del horror en razón del cual se iluminan las zonas textuales en donde resulta tematizada la violencia y otro eje relativo a las producciones de efectos de verdades e identidades.

Pero este trabajo no se contenta solo con la indagación de zonas profusamente abordadas en los trabajos críticos sobre las narrativas de la memoria. Patricia Rotger da un paso más al preguntarse por los rasgos singulares de estas ficciones escritas por mujeres en la “Cuarta parte” del libro. Y allí lee cómo las escritoras instauran una torsión respecto del habitual escenario de estas narrativas al incluir problemáticas relativas al género sexual, como la maternidad por adopción o la identidad sexual, produciendo una lectura crítica comprometida con el ejercicio de memoria, pero, también, sumamente comprometida con el lugar de las mujeres en la historia reciente y en sus figuraciones literarias.

María Angélica Vega

 

Esta obra está bajo licencia
Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0