Orbis Tertius, vol. XX, nº21, 2015. ISSN 1851-7811.
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria
http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/

Reseña/Review

José Luis de Diego, La otra cara de Jano. Una mirada crítica sobre el libro y la edición.

Buenos Aires, Ampersand, Colección Scripta Manent, 2015, 351 páginas.

La otra cara de Jano. Una mirada crítica sobre el libro y la edición es una obra recientemente publicado por la editorial Ampersand, dedicada a los estudios sobre el libro y la edición. Es el octavo título de la colección Scripta Manent, dirigida por el profesor de la Universidad de Alcalá Antonio Castillo Gómez. Tiene dentro muchos otros libros: por un lado, la historia viva de la edición en Argentina y en América Latina, que se vislumbra en las historias de las trayectorias de editores, autores y las relaciones entre ambos, pero al mismo tiempo, este volumen es en sí mismo un libro que forma parte de un campo de estudios que piensa el libro como objeto socialmente atravesado.

Este compendio reúne ensayos publicados y expuestos por el autor en distintos momentos del período 2009-2014. Aunque desde distintas aproximaciones –macro y microsociales–, los trabajos tienen en común la preocupación por la edición argentina, latinoamericana y mundial del siglo XX y tienden a responder a múltiples interrogantes: ¿cómo se organiza y se ha venido organizando el campo editorial nacional e internacional en las últimas décadas?; ¿cuáles son los principales actores de esta industria?; ¿cómo operan los procesos de legitimación y consagración en el mundo del libro?; ¿cómo es la relación entre el autor y el editor?; ¿puede hablarse de una edición estrictamente “nacional”, o pensar la edición supone siempre reflexionar sobre un entramado mayor de relaciones que abarcan momentos diacrónicos y lugares alejados geográficamente?

Estos escritos han sido reunidos en un libro, y en el conjunto se advierte la importancia de generar un compendio en el medio de un mar de papers académicos y exposiciones en jornadas y simposios que muchas veces generan la dispersión o poca visibilidad de los materiales. Los casos específicos abarcados, como los procesos de concentración y fusiones empresariales de la década del noventa, así como distintos aspectos del boom de la literatura latinoamericana, ganan peso en la totalidad de su suma como libro, en la cual se produce una sinergia y una suerte de “articulación transformadora” que re-sitúa estas reflexiones como referentes de un problema más amplio: la relación entre mercado, políticas editoriales y campo intelectual, que deben ser integrados cuando hablamos de los procesos de producción de libros.

El libro se estructura en función de tres grandes secciones: Panoramas, Estudios y Conexos. El primer apartado, como su nombre lo indica, presenta trabajos en los que es posible acercarse al problema de la edición desde una clave macrosocial, o bien “panorámica”. Así, a través de los trabajos “Editores y políticas editoriales en América Latina”, “Un itinerario crítico sobre el mercado editorial de literatura en Argentina” y “Lecturas de historias de la lectura”, de Diego expone una cantidad de datos históricos acerca del intercambio que el mercado editorial argentino ha tenido históricamente con mercados externos. En relación con esto, plantea una complejidad metodológica clásica para el estudio del mundo del libro: “¿cómo aislar a ese objeto, el libro y la edición en Argentina, cada vez más integrado a un mercado mundial?”.

En el primer ensayo aborda la historia de las editoriales instaladas por editores españoles arribados en los años treinta, y postula, contra el común prejuicio de considerarlos pioneros, que no fundaron las editoriales sobre una tabula rasa. En este punto, lo que intenta transmitir es que en el rastreo de las historias nacionales del libro, se observa que están atravesadas por una realidad de editores, migrantes, intelectuales y escritores nómades, y de dictaduras que generaron exilios que irradiaron sus efectos en ambas orillas del Atlántico.

A través de una interesante historia de muchas figuras casi desconocidas que tuvieron efectos en el panorama editorial de esas décadas –que de Diego detalla a través del “rescate” de casos como los de Benito Milla, Joaquín Almendros o Arturo Soria, entre muchos otros– el autor llega a una de las reflexiones centrales del capítulo, que es también una pregunta fundamental a la hora de pensar la historia de las editoriales: “¿hasta qué punto la presencia de un editor marca la política editorial de una empresa, o hasta qué punto es la empresa la que marca las decisiones editoriales de ese editor?”. La respuesta que da vuelve a la historia: a través de los casos de Arnaldo Orfila Reynal o de Benito Milla, parece responder que se trataba de editoriales en las que el proyecto cultural e ideológico, e incluso el carisma y la iniciativa personal marcaron el destino de las empresas.

En el segundo de estos escritos “panorámicos”, “Un itinerario crítico sobre el mercado editorial de literatura en Argentina”, de Diego recupera una periodización del mundo editorial fundamental para comprender las dinámicas de edición contemporáneas: así, recorre la “época de oro” y los años sesenta, donde describe las políticas de las editoriales universitarias como EUDEBA. También se centra en editoriales de tradición independiente que tuvieron una vasta influencia en la modernización teórica, científica y literaria, y que acompañaron los procesos de radicalización política que caracterizan el período: Jorge Álvarez, Ediciones de La Flor, Tiempo Contemporáneo, Corregidor o Fabril Editora. Luego del período que llama “Dictadura y democracia”, aborda la etapa de “Los últimos años”, en la que explora el proceso de concentración de empresas editoriales, a partir del cual se pregunta sobre los efectos que produce la concentración sobre el mercado del libro: la búsqueda de una rentabilidad mayor y rápida, la aparición de figuras como el agente literario o los expertos de marketing, así como el declive de la figura del librero. En este punto, es importante su reflexión acerca de las editoriales pequeñas: emprendimientos concebidos como proyectos culturales destinados a “nichos” que han encontrado, en la especialización de sus catálogos, las razones para su nacimiento y supervivencia. Por último, realiza a través de algunos indicadores concretos un balance de la producción de libros entre la llamada “época de oro” y la actualidad.

Como finalización del apartado “Panoramas”, de Diego analiza otro proceso fundamental para pensar el mundo de la edición de libros: la historia de la lectura, que como disciplina remonta sus orígenes al año 1987, a partir de una conferencia de Roger Chartier. De esta manera el autor vuelve a centrar su atención en una suerte de historización de la teoría existente acerca del mundo de la edición, postulando que la reflexión sobre la lectura –que debe entenderse en tanto práctica cultural– abre la posibilidad de expandir los análisis sobre las historias de la edición realizados hasta ese momento. Así se observa también en el circuito desarrollado por Darnton en 1982 en su texto “¿Qué es la historia del libro?”, en el que se detiene en los actores que intervienen en la circulación del libro –como los autores, los editores, los impresores, los transportistas, los libreros– y finalmente considera a los lectores, aun advirtiendo que la lectura resulta “un misterio”.

La sección “Estudios” es la parte central y más extensa del volumen. Está compuesta por seis escritos que ofrecen análisis específicos y delimitados en tiempo y espacio que pueden leerse como ejemplos de investigación sobre este campo. Así, el primero de los trabajos, “Editores, libros y folletos Argentina 1920-1940”, describe las publicaciones en la etapa de la emergencia de un campo profesional de escritores, periodistas e impresores que descubren un nuevo público que fue constituyendo un naciente mercado para las publicaciones. Este mercado transforma las prácticas de autores y editores, al tomar conciencia de que no sólo significaba un sustento económico, sino también la oportunidad de acceder a una capa de lectores nueva. Los siguientes ensayos tienen una clave común, que continúa el tema de la profesionalización de los escritores y la relación entre ellos y los editores, en distintos aspectos: se aborda en profundidad la presencia de la literatura latinoamericana dentro de un proyecto editorial concreto, como fue el de Gonzalo Losada; la relación de un escritor consagrado, como Julio Cortázar, con el mundo editorial; y el boom como fenómeno u operación de mercado. En esta misma línea, el siguiente ensayo titulado “Canon, valor y premios literarios”, se dedica a indagar y discutir la cuestión de la canonización y consagración de algunos escritores frente a otros que no llegan a ser canónicos, intentando comprender estos procesos como operaciones específicas que se dan dentro del campo literario –tal como ha analizado largamente Pierre Bourdieu, el destacado sociólogo de la cultura. En este sentido, el valor de una obra de arte no sería producido por el artista sino por el campo de producción como “universo de creencia”. Esta vertiente sociológica es recuperada en distintos momentos de los ensayos que componen La otra cara de Jano. El último trabajo de este segmento enumera minuciosamente las operaciones de compra, venta y fusiones empresariales que contribuyeron a conformar lo que se ha llamado el proceso de concentración de la década de 1990 en Argentina, aunque en su enumeración de Diego comienza por adquisiciones realizadas ya en la década de 1970. Así, el autor vuelve a centrarse en la materialidad del campo editorial, al tiempo que despliega los lazos que unen a la edición en Argentina con la edición a nivel internacional.

La última sección del libro, “Conexos”, se dedica a dos trabajos: “Bibliotecas en la literatura” y “Los intelectuales y la izquierda en Argentina”. Estos ofrecen una conexión con el cuerpo del libro presentado hasta ese momento, complementando, desde la historia de las ideas, los aportes realizados en los distintos ensayos de la sección “Estudios”.

En definitiva, a lo largo de la obra se responde a las preguntas anteriormente expuestas y se postula un objetivo mucho más amplio y ambicioso: se trata de un libro que, como la compilación realizada por el mismo de Diego en 2006 y recientemente reeditada por Fondo de Cultura Económica, Editores y políticas editoriales en Argentina, aporta, además de sus reflexiones sobre la edición en Argentina, una historia de las teorías que han contribuido a la formación e instalación de un campo de estudios sobre el libro y la edición a nivel internacional y en Argentina en particular. Este campo de estudios –es importante destacarlo– se ha alimentado en las últimas décadas con las obras de investigadores de disciplinas variadas, como Leandro de Sagastizábal desde la historia, Gustavo Sorá desde la antropología, Alejandro Parada desde los estudios bibliotecológicos, Alejandro Dujovne desde las ciencias sociales, y el mismo de Diego desde los estudios literarios y la historia cultural del mundo de la edición.

Abonar a este campo de estudios con un trabajo de estas características permite al lector representarse un panorama nacional, regional e internacional para pensar la problemática de la edición, las políticas editoriales que han signado la industria nacional, sumando además su imbricación con las problemáticas de la historia cultural sobre la premisa de que no es posible pensar el mercado argentino del libro solamente dentro de las fronteras de Argentina.

En suma, La otra cara de Jano permite a los lectores e investigadores interesados en el tema reconstruir la constelación de problemáticas que se vinculan con el mundo del libro: la oferta editorial, la composición del mercado y la articulación transformadora que existe entre política, economía y cultura a lo largo de los siglos XX y XXI. Pero también, y no menos importante, permite que el lector problematice –a partir de la metáfora de la figura de Jano, el dios de las dos caras– la contradicción inherente a la industria del libro y a la figura del editor, que se mueve entre la consideración del libro como mercancía y como bien cultural. De este modo, despliega su hipótesis de que el imperativo cultural de la labor del editor se encontraría deteriorado en la actualidad, a raíz de las intensas presiones provenientes del mundo empresarial de la industria del libro. Se trata de un volumen imprescindible para pensar las dinámicas de la edición del siglo XX, al mismo tiempo que un paso más en la madurez de un campo de estudios que reflexiona sobre las tensiones existentes en la llamada industria cultural.

Daniela Szpilbarg

 

Esta obra está bajo licencia
Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0