Orbis Tertius, vol. XXI, nº 24, e028, diciembre 2016. ISSN 1851-7811.
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria

Reseña/Review

 

Oscar Ariel Cabezas (comp.), Gramsci en las orillas.

Adrogué, La Cebra, 2015, 332 páginas.


CITA SUGERIDA
Zucconi, M. (2016). [Revisión del libro Gramsci en las orillas, por Oscar Ariel Cabezas]. Orbis Tertius, 21(24), e028. Recuperado de http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/article/view/OTe028



Gramsci en las orillas, compilado por Oscar Ariel Cabezas, reúne trabajos de diversos autores que se proponen iluminar algunos conceptos gramscianos, especialmente de los Quaderni del carcere. Además, algunos trabajos también dan cuenta de la recepción de Gramsci en distintos países de América Latina, atendiendo a diferentes movimientos o partidos de izquierda.

La obra se divide en tres partes, en base a líneas de investigación diversas. La primera parte, titulada “El libro infinito de la praxis”, contiene cinco artículos dedicados a la figura y la obra de Gramsci. El trabajo que abre la compilación, “Izquierdas: La lengua como legado y crítica”, de María Pía López, se centra en abordar el sentido político de la lengua, que siempre se asume como metafórica. Por eso, adquiere significación el concepto de “mito” (una construcción metafórica extrema que hunde sus raíces en las costumbres del pueblo, en sus maneras de ser y de actuar y, por supuesto, en las imágenes que más lo movilizan). López analiza el problema del mito a partir de las obras de Sorel, de Gramsci y de Mariátegui.

En “Notas sobre el concepto de catarsis en Gramsci”, Miguel Valderrama se centra en la gravitación fundamental que el concepto de “catarsis” tiene en la filosofía política de este autor italiano. Tal como recuerda Valderrama, la catarsis forma parte de la filosofía de la praxis, y constituye el proceso mediante el cual se da un tránsito desde el momento objetivo al momento subjetivo, en una maniobra de elevación, de elaboración superior que lleva al sujeto a tomar consciencia de las condiciones materiales que se hallan a su alrededor. Así entendida, la catarsis no es un proceso individual sino colectivo, político. Valderrama afirma que, para Gramsci, esa subjetivación política funciona como liberación.

En “De los encarcelados al ‘libro viviente’ de Gramsci”, Horacio González aborda las figuras de Gramsci y de Toni Negri, para quienes –según González, y en concordancia con el texto anterior– la catarsis es el pasaje de las fuerzas materiales al momento político de las creencias colectivas. Para González, Gramsci y Negri comparten no solo la nacionalidad sino también la cualidad de ser ambos militantes políticos apresados. De acuerdo con González, la recepción de la obra y las ideas de estos dos intelectuales se populariza en Argentina no solo por construir pensamientos políticos fuertemente enraizados en las experiencias militantes, estrechamente ligadas a los actos huelguísticos de toma y autogestión de fábricas, sino además por lo renovador de sus ideas dentro del ámbito del marxismo.

“Gramsci y el biopoder”, de Dante Ariel Aragón Moreno, trabaja el concepto de biopoder en la obra de Gramsci, a partir de las categorías de “revolución pasiva”, en torno al concepto de dominación, y de autonomía o sociedad regulada, respecto a lo que el autor italiano entiende por política de la vida. Esta clasificación se ordena en el marco de otra más general que es la de filosofía de la praxis y la filosofía impolítica, que responden a dos ethos o maneras de ser diferentes.

El último trabajo de esta primera parte, “Antonio Gramsci, un latinoamericano heterodoxo”, de Oscar Ariel Cabezas, asume la recepción del intelectual italiano como un “devenir orillero” para América Latina, donde son resignificados ciertos conceptos fundamentales, como los de “hegemonía”, “bloque histórico” e “intelectuales orgánicos”. No obstante, tal como recuerda Cabezas, durante algún tiempo se ve a Gramsci como un héroe anti-fascista más que como el teórico de la hegemonía y del papel de los intelectuales en la formación de la cultura.

La segunda parte del libro, “El diablo de José Aricó”, incluye artículos que se dedican a analizar la recepción de las ideas gramscianas por parte del intelectual argentino José Aricó, y por el colectivo nucleado en torno al proyecto editorial y a la revista Pasado y presente, por él fundada.

“El diablo metió la cola: itinerario de Gramsci en Pasado y presente”, de Verónica Gago y Diego Sztulwark, presenta a Gramsci como un intelectual adherente a una lectura del marxismo dedicada a teorizar la política desde las luchas sociales. Según recuerdan los autores de este capítulo, con la primera traducción de Gramsci al castellano, por la editorial Lautaro de Argentina, en la década del cincuenta, se abre una etapa de recepción a gran escala de las ideas del intelectual italiano, con el énfasis puesto en la subjetividad, la voluntad, el historicismo, la cultura, la realidad nacional y el papel de los intelectuales.

“José Aricó como lector de Gramsci”, de Gavin Arnall, Susana Draper y Ana Sabau, plantea la importancia de Gramsci en el desarrollo del pensamiento político de Aricó. Para estos autores, la relación entre Aricó y Gramsci no debe entenderse como una “influencia” unidireccional y acrítica, pues el intelectual argentino nunca aplica las ideas del italiano imponiendo una forma conceptual sobre un contenido específico; más bien, aprovecha las sugestiones de Gramsci para dinamizar su propia capacidad de comprensión de los procesos históricos y políticos.

La sección se cierra con “Gramsci y Althusser en la experiencia de Pasado y presente” de Marcelo Starcenbaum, texto que plantea la gravitación del althusserianismo en la revista Pasado y presente, un elemento que ha sido opacado por la incompatibilidad presupuesta entre las tradiciones de pensamiento gramsciano y althusseriano, lo que ha dificultado el reconocimiento no solo de las diferencias entre ambos, sino también de sus relaciones de compatibilidad.

La tercera y última parte, titulada “Geografías intempestivas”, reúne trabajos centrados en revisar críticamente la recepción de las ideas de Gramsci y su función dentro del campo de la política de izquierda en diversos casos concretos de países latinoamericanos. El trabajo de apertura, “Gramsci en México. Formación y desaparición en un archivo crítico”, de Ángel Octavio Álvarez Solís, aborda la recepción de Gramsci en México, suscitada por el exilio de diferentes autores sudamericanos, en especial de aquellos ligados a la revista Pasado y presente, quienes escriben al margen de la hegemonía teórica del althusserianismo.

“Gramsci en México. Tres momentos para una nueva gramática de la política”, de Jaime Ortega Reyna, afirma que a partir del comienzo de la circulación de las ideas gramscianas aparece una nueva gramática política, que busca manifestar la plausibilidad de una unidad entre el socialismo y la democracia en el contexto de la vida política mexicana.

En “Gramsci, Lukács y la cuestión democrática en Carlos Nelson Coutinho”, Paulo Gajanigo aborda la figura de Coutinho como un intelectual gramsciano y militante que aspira a cruzar marxismo y democracia, buscando reposicionar el comunismo especialmente a partir de la salida democrática de la dictadura brasileña.

En “Gramsci en Brasil”, el propio Carlos Nelson Coutinho realiza un análisis crítico de la sociedad y la política nacional desde el itinerario de ideas gramscianas recepcionadas en su país, con la firme idea de que el estudio del intelectual italiano renueva el léxico y los análisis políticos de la izquierda brasileña.

En el artículo que cierra la tercera parte, “Gramsci en Bolivia. Del Estado aparente al Estado integral”, Álvaro García Linera rescata a Gramsci y a Zavaleta Mercado (intelectual boliviano que, en los años setenta, comienza a pensar, desde el marxismo, un acercamiento teórico-político con los sectores indígenas) como referentes teóricos para dar cuenta de la historia política de su país. En este sentido, remite al “Estado aparente” que rige en Bolivia hasta el año 2005, con evidentes “fallas tectónicas” (tal como da en llamar a las deficiencias económicas, políticas y culturales de las tradicionales clases gobernantes). En contraste, el Estado que empieza a construirse a partir de la victoria electoral de Evo Morales, luego del 2005, se plantea como desafío la plurinacionalidad, la autonomía en torno a la desconcentración del poder —en especial, respecto a la propiedad de la tierra—, y el establecimiento de una economía plural.

Hay varios elementos en común en los distintos capítulos reunidos en este volumen. En primer lugar, la gravitación de Gramsci en estas latitudes no se presenta como vinculado a un conocimiento puramente teórico, producido y dado a conocer solo en el ámbito académico: más bien, se revela como fuente de un intenso debate tanto en el ámbito académico como dentro de las agrupaciones y movimientos de izquierda, ya sea de parte de intelectuales surgidos desde la militancia comunista (como en el caso de Aricó), ya sea de parte de militantes que abrevan en la teoría gramsciana porque buscan llevar a cabo una renovación teórico-política dentro de sus espacios de acción (como en el caso de Coutinho). En segundo lugar, las lecturas latinoamericanas de Gramsci (tal vez con la sola excepción del contexto mexicano) están atravesadas por las experiencias políticas de las sucesivas dictaduras y las posteriores reaperturas democráticas, procesos que implicaron el avance del modelo neoliberal y el desguace consecuente del Estado. Por lo tanto, la reflexión (que comienza con las primeras traducciones de las obras de Gramsci en diversos países) va adaptándose a un campo político en el que se piensa primero en la lucha política por el socialismo, el enfrentamiento con los instrumentos coercitivos del Estado y la creación de núcleos de resistencia popular, para atender luego a la conciliación entre marxismo y democracia, a la llegada al socialismo por vías institucionales, o a la formación de un ethos social que piense en una nueva hegemonía cultural en favor de las clases subalternas.

Habida cuenta del interés que han despertado (y que continúan despertando) los estudios gramscianos en América Latina (implicando incluso la posibilidad de pensar la nación desde una óptica marxista), Gramsci en las orillas resulta un aporte fundamental, precisamente porque analiza las recepciones creativas practicadas sobre la obra de Gramsci, por parte de intelectuales latinoamericanos preocupados por transponer los conceptos gramscianos para pensar la periferia, en tanto contextos políticos, económicos y culturales que no coinciden completamente con la experiencia central del Occidente europeo. De estas lecturas “en las orillas”, practicadas por los autores del libro (y antes, por los intelectuales latinoamericanos que, en décadas previas, fueron activos lectores de Gramsci, y sobre los cuales vuelven varios trabajos del libro), emerge un Gramsci claramente inclinado hacia la heterodoxia, y que rompe con todo determinismo o concepción etapista, vigente hoy para pensar problemas claves (como la construcción de un estado pluriétnico, el cambio de hegemonía cultural, el desencuentro entre clases subalternas, o el papel de los intelectuales de un nuevo bloque histórico), problemas urgentes en una América Latina tan tensionada entre los procesos de transformación y el retorno del neoliberalismo.



Matías Zucconi

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